Su nombre en Hebreo significa Mi pueblo es Dios.
Representa lo nuevo, los cambios, lo inexplorado, la creación, lo poco conocido.
Visualízalo, y pide su presencia diciendo: "Invoco al ángel Amiel para que se haga presente, me bañe con su luz rosada, trasmute en mí todas las energías negativas, haciéndome sentir su amor elevado, suavizando mi carácter y tranquilizándome, limpiando mi cuerpo físico, mi etéreo y mi aura.
Brindándome su ayuda en estos momentos que necesito.
Corresponde al signo de tauro.
Podemos pedirle:
Que nuestro carácter sea más flexible y evite que seamos celosos y dominantes con nuestros seres queridos.
0 comentarios:
Publicar un comentario