Duendes

Los duendes son seres elementales de la naturaleza, guardianes de los bosques y de todos los seres vivos que habitan en ellos.

Se les considera seres fantásticos, enanos o de pequeña estatura intermedios entre los espíritus y los hombres, y con poderes sobrenaturales, como los hechiceros o las brujas.

Este poder mágico les permite adoptar diferentes formas y hacerse invisibles, con una capa, un sombrero o cualquier prenda u objeto.

Su magia es ineficaz contra alguien que porte un "trébol de 4 hojas".

Sólo pueden ser vistos cuando uno esta distraído, sin pensar en que pueden aparecer.

Habitan en los bosques, lugar en el que las personas tienen poco o ningún acceso. Viven en comunidad, ocupados con preferencia en la metalurgia, como los gnomos o permanecen aislados como en el leprechaum.


Se distinguen de los elfos por su pequeño tamaño, sus orejas son puntiagudas, algunas especies son de nariz grande y otras pequeñas, su cabello es largo y a veces suelen ser peludos y llevan largas garras, generalmente son semejantes a un niño pequeño en estatura, aunque también pueden ser más pequeños; los cuales son denominados duendecillos.

Cada clase de duende tiene una especialidad que las caracteriza, son hábiles zapateros o expertos mineros se distinguen como excelentes rastreadores esquimales y son los más diestros cazadores de focas, por mencionar sólo unos pocos oficios y profesiones. Un caso particular en este tema es la profesión de herrero, especialmente considerando la repulsión que la "gente menuda" tiene por el hierro. A pesar de ello, son excelentes artesanos y orfebres,

Entre otras en la cultura Mapuche son conocidos como Laftraches, en Irlanda se lo conoce como Leprechaun, en Francia, se los llaman lutin y en Suiza, en los Pirineos vascos y norte de Italia se lo conoce como servan

Hay duendes blancos, que viven sobre la tierra y negros, que habitan en viviendas subterráneas, se dice que se entra por montículos funerarios, por un pasaje subterráneo o que es accesible por pozos o por excavaciones profundas. También se cree que este país esta íntimamente unido al nuestro, pero invisible a los mortales.




Sus vestidos son verdes, rojos o pardos, como los de los gnomos, o grises, como en las leyendas alemanas. Tienen gran afición a la música, al canto y al baile, a los que se dedican durante la noche, y en ocasiones engañan a los mortales llevándolos a sus danzas nocturnas o arrastrándolos a su reino.

Si se les hace algún daño son vengativos y crueles.

Se les atribuye la facultad de dar ilusorias apariencias de un gran valor a objetos de materias despreciables, y de aquí el misterioso oro de los duendes.

Asimismo se les achaca un prodigioso conocimiento de los poderes de la Naturaleza, que les permite adivinar dónde se encuentran las cosas desaparecidas y descubrirlas.

Suele robar los objetos domésticos más necesarios, como tijeras, alfileres, gafas, plumas o cubiertos de mesa. Y cuando la gente se vuelve loca buscando los objetos perdidos, el duende se ríe a más no poder contemplando la escena disimulado detrás de un mueble o una cortina.

Por supuesto, los objetos reaparecen siempre, pero en los lugares más insospechados.

En cambio, cuando se halla de buen humor, ayuda en las labores hogareñas, y su magia es eficaz para lograr buenas cosechas. Como pago a su trabajo se conforma con un plato de sopa o unas natillas o con un poco de leche que hay que dejarle todas las noches.



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