Sirenas


Son criaturas que viven en los mares del mundo.

Su mitad superior luce como una bella mujer de pelo largo y, de la cintura para abajo, tienen el cuerpo de un pez.

La imagen popular de una sirena es sentada en una roca, admirando su belleza en un espejo. Su voz es encantadora, seducen a los navegantes llevándolos a la perdición, existen los cuentos de las canciones encantadoras de las sirenas, atrayendo a los marineros sobre las rocas, donde sus barcos se rompían en pedazos.

Algunas sirenas eran criaturas bondadosas, y les concedían los deseos a los marineros que las ayudaban. Pero demasiados navegantes viendo a una sirena significaban mala suerte, un presagio de tormenta o un naufragio.



Se sienten atraídas por los hombres: diferentes leyendas relatan historias de algunas que buscaron despojarse de sus cuerpos para desposar a los humanos.

Los marineros y pescadores han contado historias de haber visto sirenas durante siglos; las primeras observaciones fueron hechas en Asiría, alrededor del año 1000 a.C.

Las leyendas irlandesas e inglesas hacen todas referencias a la presencia de sirenas a lo largo de sus costas, mientras que la mitología germánica las ve surgir de la espuma de las olas.

Ellas atraían a los viajeros, haciéndolos sucumbir con el encanto de su voz. Nadie volvía a ver al caminante.

Las páginas de muchos otros libros se han nutrido de los seres de las aguas, y las leyendas:

"Encantan a los mortales que se les acercan. ¡Pero es bien loco el que se detiene para escuchar sus cantos! Nunca volverá a ver a su mujer ni a sus hijos, pues con sus voces de lirio las sirenas lo encantan, mientras que la ribera vecina está llena de osamentas blanqueadas y de restos humanos de carnes corrompidas..." Este texto escrito hace 2.800 años es probablemente el origen de la más antigua y conocida de las leyendas: las sirenas que atraen a los marinos con sus voces mágicas, y hacen encallar los barcos y ahogarse los tripulantes. Homero lo imaginó así, y así nos lo contó en La Odisea.


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